lunes, marzo 01, 2010

"Las mujeres también matan, siempre han matado”




Teñidas de Rojo


DESCUARTIZA A SU HIJO EN DIECIOCHO PEDAZOS. María Dolores Lugo, joven de 19 años, originaria de Tula, Hidalgo, queda preñada de Narciso Perea. Los fuertes dolores se manifiestan el 15 de agosto y por no causar deshonra a su familia concibe a la criatura clandestinamente en el excusado de su casa (Prolongación Cinco de Mayo número 80). Sin mostrar un poco de amor descuartiza al fruto de su carne en dieciocho pedazos que arroja al caño, anegados en agua sucia. Los médicos legistas dicen que el recién nacido sufrió en vida el desmembramiento.


El acontecimiento es real y sucedió en 1905. El relato proviene de Un dulce sabor a muerte (MR Ediciones) de Agustín Sánchez González quien rescata de la prensa de hace muchas décadas crímenes ejecutados por mujeres desde 1836 hasta 1928 en la transición a un México independiente, y si bien es cierto que no es nuestro tiempo, en cualquier momento podría revivir la ira de una mujer engañada, la furia tierna de una hija con el deber moral de vengar a su padre muerto a traición o, simplemente, el deseo cruel de lastimar a una indefensa criatura sin motivo alguno.




Entre los sucesos de dicha investigación cabe destacar el de aquella mujer que mató a su compadre “por no condescender a las relaciones de ilícita amistad” y le dio hartas puñaladas entre lágrimas y súplicas de la víctima hasta asesinarlo, o aquel otro que llama la atención por tratarse de la primer Miss México, Maria Teresa Landa de Vidal, que al enterarse de la bigamia de su esposo, Moisés Vidal Corro, disparó una y otra vez en un arrebato de locura, horrorizada por su crimen intentó darse un tiro pero ya no había balas. El escándalo generó empatía en las autoridades no sólo por la belleza de la homicida, sino por la tristeza que le causó matar a su marido de quien estaba profundamente enamorada, razón por la cual fue exonerada.

Las historias muestran diversas manifestaciones de la violencia cotidiana en una sociedad transgredida por la miseria, la discriminación, el abuso, la locura, y hallan su esplendor en una pasión desbordada, libre de moral, iluminada por un acto ciego y mudo que desvanece efímeramente el mundo convencional, quebrando la ilusión de una sociedad a salvo de sus pulsiones. En tales circunstancias, la destrucción del otro se sitúa fuera de la realidad histórica y se recrea infinitamente como el dolor, el placer, la sobrevivencia o la muerte.

Asesinas hay muchas y de diversa índole: hijas de familia, fanáticas religiosas, mujeres de la vida alegre, señoras de buen nombre o las condenadas a la miseria, prueba de ello es Un dulce sabor a muerte, compendio de la nota roja en México, que deja al descubierto las razones por las que una mujer es capaz de asesinar al amor de su vida, a su propio hijo o a una rival de amores, y aunque nos cause sorpresa, indignación u horror, no es nada nuevo. Los celos, la venganza, la infidelidad, la misoginia, la traición son algunos de los motivos por los que las mujeres matan y probablemente por lo que seguirán haciéndolo.


*La imagen es un grabado de José Guadalupe Posada quien retrató muchos casos de la nota roja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estaría bien una estocada
por debajo del
estomago...,Se
como se mata el g...
jajaja
saludos!!