viernes, noviembre 09, 2007

Estampa

Sangre chorre-ando húmeda
flor de loto sin calzones
al duende que bebe a ojos cerrados
la vagina de hartos pelos sanguinarios

martes, octubre 02, 2007

Se vale ser optimista

Nos creíamos parte de una generación maldita, proclamábamos el vacío riéndonos de él. Me hacía llamar &&&&& y cada uno tenía su nombre, una identidad que reclama autenticidad.
Las bacanales trascendieron: un buen amigo con quien gritar, blasfemar, cantar y destruirte, dejándonos de sentir solos.
Después solo destrucción, la compañía sólo fue un pretexto. Mientras hubiera mota y chelas estaba bien, claro también extrañábamos la ausencia de los faltantes pero mientras hubiera chela y mota todo estaba bien.
Posteriormente ácido y para sentirnos parte de lo mismo: los mismos de siempre, la misma música, el mismo sentir -a estas alturas- putrefacto, el mismo itinerario en cualquier lugar, ahora ya no sólo era el vacío sino el aburrimiento.
Después nos dimos cuenta que nuestra destrucción era mediocre bueno y es que a estas épocas ya no se es un héroe por morir de sobredosis.

lunes, agosto 06, 2007

Decrépito

Pensé que era buena idea borrar todos los nombres de mis cuadernos. Cuando eres viejo y decrépito la vida es aún más interesante porque puedes hacer lo que sea con la justificación de la senectud rabiosa. Mi juventud también había sido rabiosa, pero en ese largo periodo de ignorancia no sabes en dónde tirar los golpes. Cuando eres joven pierdes el tiempo dando tumbos y patadas al aire. El viejo, sin tanta agilidad, debe pensárselo dos veces antes de siquiera comenzar el pleito, pero cuando lo ha decidido, se arroja con lo que le resta directo a la yugular. Eso lo digo porque soy un hombre necio que logró llegar sin un pleito y con todos los huesos intactos a la decadencia.

Cuando terminé de borrarlos todos eliminé también fechas y referencias geográficas. Los cuadernos de toda mi vida parecían ahora un infirme clasíficado, rectángulos negros a través de todas las hojas. Me divertí en el transucurso de tres meses, durante los cuales anoté, libreta a parte, contados nombres y fechas que podrían servirme de escarnio futuro.

¿Para qué otra cosa deseamos la memoria sino para burlarnos de todo lo demás? Quien lo guarda para autocompadecerse da lástima a la larga, o gana premios, dijo algún autor que murió antes de ser publicado, según alguien en el diario hace unos años, cuando todavía se publicaban libros que abundaban sobre los sentimientos. Ahora sólo tenemos loas a los ácidos nucléicos y a la fuerza ciega de la evolución.