sábado, julio 18, 2009

Bragas rosas

Pisaditas enmarcadas en tierra mojada. Las paredes derruidas luchan con el sol y amenaza romperlas por las fisuras. Ella, había entrado por el hoyo en la pared, agujero pequeño de recuerdos vagos. Hace calor.
Él, inmóvil en su piel verdusca y seca. Fétida inexistencia de sonrisa idiota y pobre rostro arañado, su seboso cuerpo está lleno de granos con dulce olor, estrujados uno a uno por ella, niña hincada de vestidito nauseabundo y bragas rosas, quien ya no tenía pecho en dónde alisar sus cabellos negros. Moscas sobre la mierda.
Casi perdido en la oscuridad del cuarto, el sigiloso Abou Jaria los observa desde la atrancada puerta de madera, vestido en su pelaje azul claro y plateado. Mirando aquella sombra presa del sonido silente, sus patas delanteras muestran las garras, sus estirados ojos la seducción por ella.

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