Tengo hambre pero siempre tengo hambre
quise comerme al mundo y ni pude
comerme una pequeña islita en el Caribe
Dudo demasiado, y el cielo sigue cielo
en su profundo vértigo atrayente
bellamente lejano, y azul, azul, azul...
Y nunca, nunca, nunca el mar lo alcanzara.
Tengo la cabeza llena de boleros machistas
y el corazón ahito de mujeres muy tristes.
En un lugar del mundo que se repite tanto,
muere un niño de hambre en los brazos famélicos
de una madre vacía de leche y de esperanzas.
La tierra está maldita y yo la observo.
El mundo está perdido en el mar del espacio
yo lo observo girando, yo lo observo girando...
Cada día es el mismo. Cada día es el mismo
cada día es el mismo. Cada día es el mismo
Es el mismo es el mismo. Cada día desde el lecho
donde noche tras noche caigo como en la fosa
Me yergo como Lazaro. Yo mismo me lo digo:
levantate, carajo, y anda. Ando entre mis rutinas
y a mis ruinas regreso. voy a mis soledades; de ellas
vengo empedernido autómata, antropóide blandegue,
que piensa y no le bastan sus bastos pensamientos.
Se me escapa el sentido. Ya no recuerdo nada
tan bello y tan profundo como el azul del cielo.
Y recuerdo a tí que eres la vida.
No todo es sangrita, existe la posibilidad
de virar como la metamorfosis y, aunque triste
resulte la existencia, nuevo acto de conciencia,
es ignorar lo que ignoramos, simpre como un acto nuevo de conciencia..
¿et unde hoc mihi? ah! Ostende mihi faciem tuam.